Equilibra tu aura y atrae las buenas vibraciones a tu vida
Muchos escuchan hablar del aura y del equilibrio del aura y se preguntan ¿qué es realmente?
En pocas palabras, según la parasicología el aura es ese campo magnético que todos tenemos, inclusive los animales, plantas, minerales, que no se ve, pero se percibe y se puede detectar mediante la aplicación de determinadas técnicas.
A través del aura nos percatamos inmediatamente si una persona es afín a nosotros, o si no lo es.
Quienes desarrollan más su percepción extrasensorial se dan cuenta enseguida de lo que está ocurriendo en su entorno y al proyectar su aura atraen a ellos energías afines.
Vivimos en medio de un universo cargado de vibraciones, de energía. Todo átomo, toda parte de un átomo, todo electrón, toda «partícula» elemental, aún nuestros pensamientos y consciencia son vibraciones, formas de energía.
Podemos definir el aura como “una vibración que rodea todo objeto material”
Cuando nos acercamos a una persona lo primero que percibimos es su aura, aunque no seamos conscientes de eso. Es el caso típico que experimentamos al “sentir” que tenemos afinidad por alguien acabado de conocer, que “nos cae bien”, o por el contrario, alguien nos “cae mal.”
De hecho, sin siquiera haber abierto la boca, y no solamente por la apariencia, sino por “algo más” que no podemos explicar, pero que está ahí, presente y lo sentimos. ¡En esos momentos estamos “sintiendo” su aura!
Se dice que “el agua busca su nivel”, de la misma manera las personas, a través de su aura, buscan energías afines. Cuando alguien está junto a quien su nivel de energía es diferente se siente incómodo, molesto.
Las personas negativas, avinagradas, quejumbrosas y llenas de resentimientos, mal humor y enojo proyectan una energía que aleja de su lado a quienes podrían ayudarles a salir de ese círculo vicioso de tristeza y pesimismo en el que están metidos. Lo contrario ocurre con las personas positivas.
Muchas personas acuden a las llamadas “técnicas para limpiar el aura” y se concentran solamente en lo externo pensando que usando determinadas hierbas, minerales o rezos lograrán su objetivo.
Sin embargo, olvidan que todo eso funciona únicamente si el cambio procede desde adentro. Los cristales y otras técnicas son útiles, como instrumentos que ayudan a desarrollar nuestra concentración y capacidad de meditación, pero no surten efecto cuando no se ha producido una transformación interior genuina.
La mejor manera de desarrollar un campo energético positivo es cultivando conductas como son la sencillez y la sinceridad, la honestidad y el buen humor, la compasión y la empatía, la sonrisa, el deseo genuino de querer ayudar a los demás y no herir a nadie…
Una actitud creativa ante la vida, respetuosa del ambiente, plantas, animales, y asimismo ser capaces de extender los sentimientos positivos más allá del reducido núcleo familiar
Cuando vamos alimentando positivamente nuestro Ser interno el aura que proyectamos es un aura vibrante y creativa que actúa como un verdadero imán…
Es así como vamos atrayendo a nuestra vida personas que también vibran y se mueven en esa dimensión y ahuyentando a las gentes negativas, malvadas y retorcidas que al no estar en armonía frente a nosotros se alejan por sus propios pasos.
Las buenas lecturas y el buen humor, la apreciación y disfrute del arte, la música, las buenas compañías y las acciones desinteresadas, generar felicidad haciendo felices a los demás, el rostro sonriente, la capacidad de perdonar y olvidar, el compañerismo y la amistad, son algunos de los elementos que alimentan positivamente el ser interno…
Y van conformando una personalidad sana, agradable, amorosa y feliz.
Técnicas para armonizar el aura:
Un buen ejercicio consiste en sentarnos en una lugar tranquilo, con la menor ropa posible, solos y en silencio. Con los ojos cerrados, tratando de concentrar la mirada en el centro de la frente, inspiramos lenta y profundamente por la nariz, retenemos el aire unos segundos y luego lentamente lo expulsamos por la boca.
Luego que consigamos estar relajados vamos poniendo las manos en las diferentes regiones de energía o chakras del cuerpo comenzando por la frente, luego el cuello, el centro del pecho, el ombligo y los órganos sexuales…
Repite estos movimientos ahora en orden inverso hasta volver a la frente, de ahí al centro del cráneo y mientras lo hacemos visualizamos un entorno de paz, armonía y amor, enviando esas buenas vibraciones a todos y a todo.
La práctica de ese simple ejercicio, una vez al día, aunque sea cinco minutos hará una gran diferencia ¡inténtalo y verás!
Todo comienza en la mente, una persona cargada de odios y resentimientos genera pensamientos terribles, que se vuelven contra ella y lo contrario es quien emite ondas de amor, compasión y servicio, siempre con una sonrisa genuina en su rostro pase lo que pase. En nuestras manos está escoger lo que proyectamos y lo que atraemos.
¡El cambio empieza desde adentro!